Hoy mis palabras van para tí, Nil. Ser madre es lo mejor que me ha pasado en la vida y, aunque a veces no sea fácil ni un camino de rosas, no cambio por nada estos 21 meses y toda la vida que nos espera juntos. ¡Viva la maternidad!
Sé que aún no leerás este escrito, pero me hace especial ilusión compartir todo lo que siento y me has hecho sentir y ser desde tu llegada.
Desde los inicios en los que decidimos ser mamás no imaginamos que, para serlo y a través de tratamiento, sería un proceso tan delicado a la vez que duro (aquí nuestro resumen). Agridulce lo define a la perfección pero ilusionadas por cada negativo a la espera de un positivo. Cuando el esperado positivo llegó no había espacio tan inmenso para controlar nuestra alegría, nuestro mundo se lleno de color e iniciamos nuestra más bonita etapa e historia con un embarazo apasionante lleno de… todo un poco (tenéis las 41 semanas aquí) hasta la llegada a la maternidad, ¡alucinante!
Ser madre no es fácil, siempre decían, y tras la experiencia lo confirmo, no es fácil, pero nadie dijo que lo fuera solo es una etapa de tu vida que has de vivir y saber aprovechar.
En mi caso tenía muy claro lo que iba a significar para mí, quería dedicarme a él 100 % todo el tiempo mientras estuviera a su lado, y así lo hice y hago. Cuando vuelvo de trabajar desconecto del mundo, y me quedo a su lado sin pensar en nada más.
Bollito, llegaste para hacer la vida de tus mamás más apasionante y con una delicadeza extrema. Fijaste tu sonrisa permanente en nuestras miradas para borrar los días tristes y convertirlos en días en que el color simplemente no es tan intenso.
Me convertiste en madre para toda la vida, un cargo del que mi inexperiencia hizo que me volviera más fuerte y feroz para darte cobijo.
Las malas noches ya sea por llantos, comer, por querer no separarte de nosotras, y el eterno sueño del principio, en tu caso, los primeros 18 meses, hicieron despertar en mí sentimientos de todas clases. Es duro al principio, no es fácil, pero volvería a pasarlo una y mil veces más si con ello volviera a disfrutar de aquella etapa tan bonita en la que simplemente con tu mirada, tu sonrisa y tu manera de dormir a mi lado pegado a mí, hacía que esas duras noches no pesaran tanto.
Tus primeras veces han sido locura, explosión de amor por cada descubrimiento. Siguen siendo, y seguirán porque te queda tanto por experimentar y descubrir…
Los momentos de felicidad siempre siguen sumando, aunque a veces hayan momentos de estrés total, todo vuelve a la calma. Es cuestión de segundos en acostumbrarnos a horarios, nuevas costumbres, experiencias para todos. Convivir no es fácil y adaptarnos todos juntos es algo que se va aprendiendo con el paso del tiempo.
Aportas la luz justa en cada momento. Te quiero bollito, no cambies nunca porque el camino por el que vas subiendo es el acertado.
Recuerdo cuando al principio o incluso antes de tenerlo, todo el mundo te da sus consejos, por su experiencia e incluso su manera de ver las cosas. Yo he escuchado siempre todos y cada uno de ellos y me quedo con:
- Ten en brazos a tu peque todo el tiempo que quieras, os apetezca. Ese momento no es para siempre y dura muy poco. Aprovecha esos momentos porque luego se pierden antes de que te des cuenta.
- Dale todos los besos, abrazos, mí-malo como nunca. Esos «achuchones» van desapareciendo a medida que van creciendo. Luego son ellos los que deciden si quieren o no.
- Detén el tiempo a su lado, mírale a los ojos y deja que tu alrededor siga marchando mientras tu permaneces a su lado. Más tarde, él crea, explora e inventa y aunque tu seguirás estando a su lado, no es de la misma manera.
- Haz colecho si así lo deseáis, tarde o temprano van necesitando su espacio y acabarán dormiendo en sus cunas o camitas.
Vive la maternidad al máximo, no te preocupes por el que dirán y recuerda que lo importante es la felicidad. ¿No os parece?
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